En muchas ocasiones en el ámbito laboral, se requieren soluciones a problemas en los que el enfoque tradicional no es suficiente. Por ello es necesario aportar una dosis creativa que permita obtener resultados que se encuentran ocultos y debemos encontrar, cambiando nuestra forma de pensar.
En ese contexto surge el Design Thinking, una metodología que proporciona herramientas para dar respuesta a problemas, de forma creativa e innovadora. En el proceso del Design Thinking se pone en el centro al usuario para conseguir que la solución aportada sea válida, gracias a que la validación forma parte del proceso.
Orígenes del Design Thinking
Aunque puede parecer que se trata de una metodología novedosa, porque se ha popularizado en los últimos años, el concepto Design Thinking surgió ya en los años 70 en la Universidad de Stanford y fue en la década de los 90 cuando la consultora IDEO instauró definitivamente esta forma de trabajo, que aún a día de hoy continúa siendo un referente.
Tal y como fue descrito por Tim Brown, profesor de la escuela de Ingeniería de Stanford University y co-fundador de la empresa consultora IDEO, “el Design Thinking es la intersección de las necesidades de las personas, su viabilidad técnica y su viabilidad como negocio”.
¿Qué es el Design Thinking?
El Design Thinking, que podría traducirse como pensamiento de diseño, es un proceso originalmente orientado a la creación o mejora de productos, pero que hoy día se emplea en prácticamente cualquier ámbito en el que se desea favorecer que creatividad e innovación estén presentes. “Pensando de la manera en la que lo hacen los diseñadores”, se avanza a través de un proceso iterativo que a lo largo de varias etapas convergentes y divergentes consigue llegar un resultado que cuenta ya con una primera validación del usuario.
Esta metodología de trabajo se refiere a las estrategias creativas que llevan a cabo los diseñadores durante el proceso de diseño o un enfoque que puede ser empleado para tener en cuenta algunas cuestiones, como medio para resolverlas. Se utiliza tanto en sectores empresariales como sociales. Aplicar el Design Thinking en el segmento de los negocios permite asumir la sensibilidad y la forma de trabajo que caracteriza a los diseñadores y así ajustar las necesidades del cliente para convertirse en una oportunidad de mercado.
Por ello, en la actualidad, el Design Thinking se aplica, además de en el desarrollo de productos en otros ámbitos como los servicios, las políticas públicas, el diseño organizacional, las intervenciones urbanas, la planificación estratégica, etc.
Las 5 etapas del Design Thinking
Literalmente, el término Design Thinking hace mención a la forma en la que piensan los diseñadores, y engloba un proceso compuesto por 5 etapas que se dan de forma ordenada e iterativa.
- Empatía: en primer lugar es importante comprender al usuario, experimentar lo mismo que él y tener la capacidad de detectar sus necesidades para entrar en su mundo. Esta fase obtiene como fruto una gran cantidad de información, no hay límites.
- Definición: es el momento de analizar la información de la fase anterior y seleccionar aquello que va a aportar valor al usuario y es alcanzable. En esta fase es el momento de establecer límites, hacer foco en objetivos concretos y durante el resto del proceso continuarán los problemas o necesidades seleccionados.
- Ideación: de nuevo, abrimos el abanico. Es la fase creativa por excelencia donde para cada una de las necesidades seleccionadas en la fase de definición, el equipo que participa en el proceso debe proponer cuantas más soluciones, mejor. No se descarta ninguna a priori.
- Prototipado: se trata pasar de construir algo real que permita validar la idea, la solución. Es el paso del papel al objetivo (físico o virtual, como por ejemplo software). No es objetivo que el prototipo sea lo más fiel al producto final posible, se persigue un enfoque de mínimos para poder obtener conclusiones de la interacción del usuario con el prototipo.
- Testeo: el último paso es vital en el que los usuarios interactúan con los prototipos para detectar fallos, posibles mejoras y en general cualquier modificación necesaria que sobre el papel no fuera detectada. Esta fase cierra un ciclo que va iterando hasta obtener un resultado satisfactorio.
Para dar soporte a estas etapas existe una buena colección de técnicas o dinámicas que suelen guiarse por un facilitador cuya misión es lograr que se produzcan resultados por parte del equipo. Y aquí reside parte de la magia ya que se proponen ideas individualmente, pero el trabajo en equipo consigue que se multipliquen. Estas dinámicas consiguen crear un ambiente creativo donde la innovación fluye.
Técnicas fases Design Thinking
En cada etapa encontramos técnicas específicas para llevar a cabo la metodología de forma eficiente. Existe un gran número de herramientas descritas de las que detallamos algunas de ellas:
- Técnicas de la fase de la empatía. Entre las distintas técnicas relacionadas con esta etapa destaca el mapa de actores, una técnica que refleja gráficamente las conexiones entre los diferentes usuarios que conforman un servicio, la observación encubierta, cuyo objetivo es el de obtener información objetiva sin intervenir, hecho que provocaría ciertas influencias en sus evaluaciones o el storytelling, una técnica con la que se consigue que las personas mejoren su capacidad de conectar con sus asistentes, entre otras.
- Técnicas de la fase de la definición. Encontramos la técnica de la inmersión cognitiva, en la que es necesario ponerse en el lugar del usuario para vivir las mismas experiencias de los clientes potenciales para comprender la realidad que les rodea. Se puede emplear también la técnica del Customer Journey o Mapa de la Experiencia del Cliente, una herramienta eficiente para encontrar soluciones o detectar puntos conflictivos en servicios o productos que requieran una mejora. Para seleccionar y descartar ideas usamos.
- Técnicas de la fase de ideación. Mediante la técnica de la interacción constructiva se solicitará al usuario o grupo de usuarios que lleven a cabo una serie de tareas pidiéndoles que narren sus pensamientos en voz alta, hecho con el que se consigue obtener información muy valiosa. Se puede utilizar también la técnica de las entrevistas a expertos relacionados con el proyecto en el que trabajamos para aportar información específica sobre determinados aspectos técnicos o sus experiencias con clientes potenciales.
- Técnicas de la fase de prototipado. Las entrevistas cualitativas son una herramienta fundamental en esta etapa: dejar constancia de la entrevista, realizada por dos personas del equipo, preguntar hechos concretos, prestar atención al lenguaje no verbal, etc, de forma neutra, sin mostrar ningún tipo de opinión. Con la técnica del diagrama de Porter se evalúa el impacto de las cinco fuerzas definidas por el profesor de Harvard Michael Porter en 1979: la competencia directa, los participantes potenciales, la oferta sustitutiva, los proveedores y los clientes. De este modo se consigue descubrir nuestra posición en el mercado, identificar puntos críticos o áreas de oportunidad a desarrollar.
- Técnicas de la fase de testeo. En esta última etapa del Design Thinking se pueden crear moodboards, un tipo de herramientas totalmente visuales que contienen una selección de imágenes, materiales, etc, que expresan conceptos que son difíciles de explicar con palabras. Mediante el análisis paralelo se pueden analizar opciones parecidas ya existentes. Por ejemplo, en el diseño de cochecitos para bebés, se buscan productos de la misma categoría existentes que pueden servir de inspiración.